En 1990 con el objeto de mantener viva la memoria colectiva urbana, se preparó un proyecto conjunto entre el Museo de Historia, la Municipalidad de Guatemala, el Banco Industrial y el Club Rotario para colocarle a las calles los nombres de antaño.
Este consistió en colocar a un costado del número de las calles de la ciudad, plaquetas de cerámica con los nombres antiguos, para que propios y visitantes tuvieran un atisbo del pasado, concluye el Cronista Alvarez.
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